¿Es Tailandia el país de las sonrisas?

En tuk tuk por Bangkok.

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Hace algunos meses tuve la oportunidad de visitar Tailandia, y si bien el país me sorprendió más de lo esperado, también hubo algunas situaciones que no me esperaba. ¿Quieres conocerlas?

Antes que nada quiero aclarar que Tailandia ha sido uno de los países que más había anhelado por conocer, que siempre como mochilero quise visitar y a su vez, tanto esperaba. No defraudó en absoluto, al contrario, ha sido uno de los viajes más enriquecedores que en mi corta vida de viajero he podido realizar.

Todos los lugares del mundo pueden ser el viaje de los sueños de cada uno de ustedes, los gustos personales de cada uno es que hacen la diferencia entre nosotros como sociedad. Estoy seguro que todos los lugares y países, por su cultura y diversidad pueden dejar huella y aprendizajes en los visitantes que tienen. Así que ésta es mi opinión meramente personal.

Antes de poder estar 25 días por el sudeste asiático, específicamente en Tailandia y Camboya, escuché y leí en sinfín de opiniones de las personas que ya habían estado el típico eslogan que puede definir a un país en pocas palabras. Tailandia “El país de  las sonrisas”.

Tailandia resultó ser un país exageradamente visitado por turistas de todas partes del mundo, situación que en mi opinión propicia que las situaciones con los locales no siempre brinden resultados satisfactorios para ambas partes.

Las estafas o los intentos de ellas están presentes principalmente en la capital, Bangkok. Si, estafas en las cuales hasta los viajeros más experimentados pueden ser víctimas. Es muy fácil que, entre la ingenuidad de los turistas intentando investigar como llegar a algún lugar y la viveza de los locales dedicados al turismo (taxistas, tuk tukeros, agentes de viajes, etc) se dé esta situación un poco desagradable. Normalmente te dirán que el lugar por el cuál preguntas no abre sino hasta más tarde (o de plano no abre ese día), situación que será aprovechada para ofrecerte sus servicios y poder llevarte a otros lugares más alejados (para cobrarte más) o poco conocidos, para los cuales en el trayecto te llevarán a agencias de viajes (y poder presionarte a comprar estadías de tu viaje por el país) o tiendas de trajes, joyería, aparatos electrónicos, etc. con el mismo fin. Lo importante es estar alerta sobre cualquier situación que parezca sospechosa y tomar la mejor decisión. Ampliaré más mi experiencia en el primer capítulo de mi diario.

De igual manera había leído un poco sobre lo “vivos” que resultan la mayoría de los taxistas en las principales ciudades alrededor del país, pues siempre que preguntes por un servicio te darán un precio establecido, argumentando que el taximetro no funciona. Claro está que el precio estará alzado. Procura conocer la distancia a recorrer entre el punto de origen y tu destino, y, de ser posible, un precio aproximado de acuerdo a las experiencias de otros viajeros, principalmente para que no te enteres de manera posterior que pagaste mucho más de lo que deberías.

Es bien sabido que Tailandia es un país exótico, con shows que en pocos, sino es que en ningún otro país podrás encontrar, entre ellos todos aquellos que incluyen el maltrato animal. Visitar un santuario de elefantes donde las actividades incluyan el que sean montados u obligados en base a golpes a la realización de ciertas tareas no es un actividad que yo te recomiende. Pero las hay, y mucho más de lo que creemos. Situación similar ocurre en los santuarios de tigres o inclusive templos budistas donde la exploración de éstos animales es el pan de cada día. Es nuestra obligación tomar la mejor decisión dependiendo de nuestras preferencias. Por favor, no lo hagas.

Las aglomeraciones en los lugares altamente turísticos han maleado a las personas que ofrecen algún tipo de servicio, en el cuál lejos de recibir un gesto amable muchas veces es cambiado por un saludo cortante. El beneficio económico se antepone casi siempre y se intenta sacar una ventaja de nosotros como turistas y si bien es su negocio, o sucede en todos los países, acá no esperaba algo tan marcado y me dejó mal sabor de boca.

Tailandia me enseñó mucho; son muchas más las cosas positivas sobre las negativas, y aun las negativas nos dejan enseñanzas. Aquel “País de las sonrisas” no dista mucho de serlo, pues posee gente que hace de tu visita algo inolvidable y que siempre te quedarán ganas de repetir y mejorar.



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