Perú, día 4: Inti Raymi.

El Inca, durante la celebración de Inti Raymi.

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El día vuelve a comenzar muy temprano y con la emoción por Inti Raymi aún más presente. Los dias anteriores se había tenido nubosidad importante y hoy, se le ocurre asomarse al Astro Rey. Frio con Sol, muy mala combinación. Y si sumamos que la caminata sería de 5 de más de 5 horas, me sentía un tanto nervioso.

Uno de mis objetivos principales de viaje fué estar en esta celebración de Inti Raymi. Todo comienza con la celebración en Koricancha, un convento de Dominicos, construido sobre una base de Piedras traídas desde Sacsayhuaman. No es ésto incoherente?? Pue si, pero esa fué decisión de la Iglesia una vez que se comenzó a establecer en este lugar. La fiesta comienza con danzas y música coloridos (similares al día anterior), provenientes de muchos rincones del país sin importar las distancias, es la Fiesta del Sol.

Se traslada por las calles cuesta arriba, hacia Plaza de Armas, dónde continúa con los mismos bailes además de discursos otorgados por el alcalde en turno del departamento y el Inca, quién es trasladado en hombros por los mismos participantes, al igual que su esposa.

Pasaron casi 3 horas y el trayecto continúa para la conclusión en la zona Arqueológica de Saqsayhuaman, 1 hora de caminata entre personas, negocios de comida, bebidas refrescantes y muchos, muchos escalones. Bastante pesado para alguien con nula condición física, como yo. Para alguien que casi no camina, es algo muy parecido a querer enfermarse de cansancio. El camino está lleno de escenarios muy cusqueños, además de turistas es importante la cantidad de gente local y de otras partes del Perú que acuden a ésta fiesta. Cientos, miles !!  Por economía, decidí observar desde la colina de la zona arqueológica y no precisamente en gradas cómodamente, ya que el precio va desde los 90 hasta los 130 dólares por persona para todo Inti Raymi, dependiendo de la zona. Igual lo vi muy bien y disfruté.

Algo que me disgustó por completo fué ver como la gente, aun sentada sobre la colina, comenzó a lanzar objetos de un lado a otro, poniendo en riesgo a los pequeños que acompañaban a las familias. Desafortunadamente la mayoría de gente en esta zona era local, algo que otorgó un distintivo y caracterizó mi viaje por este país.

Entre tantos puestitos de comida, optamos por uno para comer una trucha asada y chicharrón con una cerveza cusqueña para combatir una posible insolación. Hubo sol, pero también mucho frío por ser plena época de invierno. Bastante raro, pero la gente parece muy acostumbrada.

Desde las alturas la vista de Cusco es impresionante, el descenso con mis nuevos amigos fué mucho más sencillo que la subida y entre tantas fotos logramos hacerlo muy ameno, recorriendo muchos de los barrios más emblemáticos de Cusco como el Barrio de Santa Ana y el Barrio de San Blas, así como las características calles de 7 Diablitos y 7 Angelitos.

Regresé a mi hostal para solo tomar lo necesario para un día de visita a Machu Picchu el día siguiente, me despedí de algunos amigos y planeamos con mi nueva amiga Ginnette, la aventura para Ollantaytambo casi al anochecer primero en bus y después el famoso PeruRail hasta Aguas Calientes. Inti Raymi había terminado.



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Compita Viajero

Informático de profesión y viajero por gusto propio. Con gran pasión por México, pero infinitamente enamorado del mundo. Con gusto por la fotografía y el escribir, por descubrir todo aquello diferente.


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