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Cuarto día en Guatemala, completo por disfrutar. Durante mi viaje a Antigua conocí a Perfecto, un chofer que me dió varias opciones para el Lunes, que dicho sea de paso, aún no tenía plan. Conocía o había escuchado de algunos lugares que podría visitar así que pedí mayor información. Ya que el día de Tikal en realidad iba a dormir en la capital, el abanico de opciones era extenso.
Dentro de mis opciones se encontraba Chichicastenango, Quetzaltenango y el Lago Atitlán. Por suerte se encontraban para el mismo rumbo aunque un poco distantes. Como ya lo comenté con anterioridad, el transporte público no quise utilizarlo. No tenía buenas referencias y por lo que vi en los 3 días anteriores donde iban más rápido que cualquier otro auto, no me arriesgué. Es sin duda la opción más barata, pero aun así, no.
En la plática con Perfecto surgió la posibilidad de viajar con un grupo que él tenía previsto y aun sin plan. La idea era dejar el hotel todo el día y regresar hasta por la noche: entre más lugares visitar, mejor. Surgió así la idea de visitar el Lago Atitlán, aproximadamente a 2 horas de la capital y posteriormente Chichicastenango. Yo era feliz.

La distancia entre los lugares es poca, pero por razones de conveniencia el transporte de turismo debe ser a muy baja velocidad, cosa que me sorprendió, y fué así. No más de 90 kms cuando se podía más. La seguridad ante todo, me comentó Perfecto.
Así pues, el viaje comenzó desde las 6 am. Teniendo como objetivo realizar una parada técnica en Tecpán, justo a la mitad del recorrido hacia el lago. Esta parada de 30 minutos está perfecta para degustar un buen café y rico desayuno. Además, en este lugar, encontrarás tiendas de artesanías, servicio de baños, tiendas, para poder descansar un poco del viaje desde Ciudad de Guatemala, restando aún 60 minutos para otro poblado en descenso hacia el Lago. Ampliamente recomendado Café Karot. Rico y no tan caro.
30 minutos después arribamos a Los Encuentros, un crucero que más tarde cruzaríamos para ir a Chichicastenango. La vista en el descenso hacia el lago es espectacular, por algo el Lago estuvo nominado a una de las 7 maravillas del mundo moderno. Más grande de lo imaginado por mí. El primer pueblito, Sololá. Gente local comercializando productos, ofreciendo servicios de hospedaje y demás te puedes encontrar en la calle. Además cuenta con un mirador que ofrece una vista impresionante del Lago y los Volcanes San Pedro, Santiago y Tolimán. Foto obligada.
En punto de las 9 am estaba arribando a Panajachel. Uno de los pueblos construidos a orillas del Lago de Atitlán. Pueblo muy bonito y pintoresco que cobra por entrar. Así es, el chofer tuvo que pagar su respectiva cuota de 20 quetzales por ingresar. El pueblo ofrece una rica variedad de platillos en base a mariscos, ya que la cercanía a la costa Pacífico es muy corta. A mí me serviría como puerto de embarque para tomar una lancha que me cruzase a uno de los pueblos más visitados de la región: Santiago de Atitlán.

El pueblito ofrece básicamente 6 atracciones que se pueden visitar. No es recomendable realizarlo a pié ya que las constantes subidas pronunciadas del relieve harán muy cansado el trayecto. Se puede bajar un tuc tuc, pero será necesario tener definido a donde quieres visitar. O, pagar un guía con el tuc tuc. Pero, qué es un tuc tuc? Es un vehículo con base a una motocicleta y espacio para dos personas en la parte de atrás. O 3 pero bien abrazadas. Como yo disponía de muy poco tiempo, opté por esta última opción por 10 dólares, explicación incluida.
Los lugares que escogí fueron: Mirador de Santiago, Maximón y La Iglesia del siglo 16. Fueron los que más llamaron mi atención, sabiendo que Maximón era obligado. El Mirador no tiene nada espectacular a excepción de vista, queda a lo alto y se observa una parte escondida del Lago que pocos visitan. Maximón es una deidad creada a partir de un árbol a la cual se le reza por buenas cosechas y buenos climas en el año. Existen 9 familias que pueden cuidarlo, y una vez que llega a una familia, está en su casa por un año, teniendo la rotación los días 10 de Mayo. La casa a visitar es particular, debes pagar una entrada de 2 quetzales si deseas ingresar a verlo y 10 por 4 fotografías. El dinero supuestamente es para comprar flores, copal y demás cosas necesarias durante la estancia de Maximón en la casa de la familia. Alrededor de Maximón encontrarás chamanes, normalmente 4, que son los cuidadores. Debo decir y advertir que la vibra es muy especial (para los que creen en ésto). Me tocó ver personas que no soportaron y tuvieron que abandonar. El olor a copar y otros inciensos, rezos y gente muy tomada, es una escena, o para disfrutar, o para no soportar.

Finalmente llegué a la Iglesia de Santiago Apóstol, fundada en 1547. Sin duda, algo diferente. Con una fachada distinta a las conocidas, con un atrio inmenso y con mucha gente. Como pocas veces yo había visto, su entrada era con escalones de piedra simulando una pirámide. El interior no es muy grande, pero si muy colorida. Banquitas de madera típicas; para visitarla.
Con ésta última visita terminas prácticamente en lo alto del pueblo, tendrás que descender para embarcarte al regreso hacia Panajachel. No sin antes caminar entre sus calles y comercios, gente que buscará a toda costa venderte sus productos o artesanías. Cosa que en ocasiones es molesto, así que tómatelo con calma. Serán aproximadamente 7 cuadras lo que tendrás que recorrer caminando a plena luz del sol.
En Panajachel tienes la opción de tomar lancha privada o “pública”. Lo negativo de la primera es el costo. Lo malo de la segunda son los tiempos. Uno de mis principales problemas al viajar es, o te acoplas con otras personas para obtener mejor precio, o sino dispones de tiempo normalmente será caro. Habrá sus excepciones, pero en mi caso no contaba con mucho tiempo, así que el viaje me salió en 20 dlls, Ida y regreso cuando yo quisiera, obviamente entre más pronto mejor ya que tenía que regresar a la 1 pm para partir hacia Chichicastenango. Y así fué. Con mis compañeros manejamos horarios con la intención de respetarnos entre nosotros y cumplimos.
Al regreso una gallo en uno de los restaurantes mientras las demás personas realizaban compras antes de partir. 1.5 horas más, comentó el chofer. A las 3 estaríamos en Chichicastenango.
Chichicastenango o Chichi, como lo conocen los chapines, hundido en un descenso entre clima frío y sierra. Huele a manzana y otros productos agrícolas de la región. Curvas pronunciadas te dan la bienvenida. Como ya era la hora de comer, fué la primer opción al llegar y por recomendación de Perfecto, llegamos al Hotel Santo Tomás. Cerca del Centro e Iglesia de Santo Tomás, el principal atractivo después del mercado. Desafortunadamente para mí, en Lunes no era día de mercado, ese famoso del que muchos relatos lo describen. Quieres un caballo? En este mercado lo encuentras. Que tal comer? Aquí lo encuentras. Y si quiero artesanías y un cerdo ? Aquí también. Así de grande es el mercado, el cual se encuentra los días Domingos y Jueves.


Pero eso no impidió que recorriera sus calles, sus comercios y principalmente su Iglesia. Mística. Cautivante. Con indígenas por doquier rezando, muchos en Maya y otros en español, unos con copal y otros con inciensos. El interior es antiguo y tenebroso; con altares que se encuentran inclinados de lo antiquísimos en un color negro. Vitrinas y coloridos plumajes en representación del santo patrono. Una Iglesia diferente a lo que yo había conocido. No están permitidas las fotografías, por lo que tuve que hacer caso omiso por mi propio bien y poder tomar algunas que les comparto. Nuevamente el misticismo se encuentra por todos lados de la Iglesia y, hasta si me apuran un poco, se siente un miedo extraño.
Era necesario tomar el regreso, ya que hasta la capital y por las medidas precautorias del chofer, estaríamos demorando aproximadamente 3.5 horas y es necesario preparar el regreso para la ciudad de México al siguiente día por la mañana.
Presupuesto diario
- Transporte todo el día: $110 usd
- Desayuno en café Karot: $10 usd
- Lancha privada en Lago Atitlán (12 personas): $120 usd
- Tour en tuk-tuk: $10 usd
- Platillo en Restaurante Santo Tomás: $18 usd