Sudeste Asiático, día 4: Chinatown y canales de Chao Phraya.

Sudeste Asiático, día 4: Chinatown y Canales de Chao Phraya.

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Continuamos en Bangkok, sin acostumbrarnos al calor aun. El jetlag me provoca despertarme a las 4 am, desafortunadamente sin mucho que hacer a esa hora que queríamos tomar un poco más tranquilo que un día anterior. Comenzamos a googlear y decidimos por Chinatown. Desayunamos ligero en el hostal antes de partir. Comer en los hostales durante todo el viaje resultó barato, aunque no siempre cocina local, sino más bien enfocada al turista occidental. Desayuno + Café + Jugo de naranja por 135 baths. Ya que no era suficiente, corrí al 7eleven más cercano (10 metros) por otro café y un pan dulce; todo por 26 baths.

Aun no decidíamos si comprar o no una tarjeta SIM para traer datos en nuestros móviles, las indecisiones fueron el pan de cada día. Les dimos, erróneamente, otra oportunidad a los mapas malogrados que brindan en el hostal.

Con mapa en mano y casi a las 10 am, arrancamos otro día de aventura. Caminar, caminar y caminar … No sé si era por el día o por la hora, pero encontramos a poca gente transitando las calles de Bangkok, al menos por la zona de Khao San.

Chinatown

Pasaron 10, 15, 60 minutos, y el dichoso barrio chino no aparecía por ningún lado. Intentamos llegar a avenida Yaowarat, una de las dos principales del Chinatown en conjunto con Charoen Krung. Al final llegamos y encontramos lo esperábamos, desorden, gente gritando, el claxon y ruido de tuk tuk sonaba más que cualquier otra cosa. Los expertos lo reconocen como uno de los más auténticos Barrio Chino (Chinatown) que no han dado paso a la modernidad. Gente empujando carritos de comida los hay por todos lados. Es un barrio exótico y, sobretodo, caótico. No pudimos dejar de visitar uno de los lugares emblemáticos de Chinatown, el famoso mercado Sampeng. Ubicado en una de las callejuelas de este reconocido barrio es un lugar digno de visitar si te consideras un apasionado de la cultura asiática. Y sino, también. Es un lugar con ambiente y aromas genuino, bullicio, comida, productos exóticos que adornan este mercado. Letreros de productos de electrónica son localizados en las alturas de los viejos edificios.

No llegamos para comprar,  pero el solo respirar aquí valió completamente la pena. El tiempo pasó rápido por haber entrevisto tantos negocios con tanta gente y tantos productos. Pasaba del medio día cuando dejamos el mercado y nos enfilamos al rio que cruza la ciudad, Chao Phraya y poder cruzarlo hasta Wat Arun.

Una grata sorpresa fue llegar a Old Siam Plaza, un mercado cerrado un tanto “gourmet”. Posee diferentes negocios en su interior, comida rica y variada sin tanto ajetreo. Nos gustó y decidimos recorrerlo en unos 30 minutos, dejábamos Chinatown.

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Chao Phraya

Para continuar hasta el río continuamos a través de la avenida Charoen Krung Rd hasta llegar nuevamente a Wat Pho, que ya habíamos visitado la tarde anterior. Lo rodeamos hasta llegar a lo que imaginamos que sería una especie de muelle, pero no. Caminamos sobre Maha Rat Rd hasta que descubrimos que tal templo se encontraba en reparación por lo que no sería necesario cruzar dicho río sino podríamos ingresar a él. Decantamos por no ir.

Sobre las callejuelas se puede llegar a diferentes restaurantes/cafés con una vista increible del rio y este imponente templo. Buscando llegamos a EES (Eat Sight Story) con buen ambiente, los meseros super atentos y nosotros solo buscando una cerveza. El lugar es caro, pero vale la pena un par de cervezas. Las disfrutamos enormidades por el calor citadino y la larga caminata por Chinatown. El costo de la cerveza era de 120 baths por una Singha tamaño normal y 85 por una botella de agua. Los platillos comenzaban desde los 130 baths, preferimos evitarlos ya que buscábamos algo más callejero (y barato). Después de unos minutos de relax en el restaurante y casi las 3 pm decidimos ir al muelle Tha Tien Pier Area, que es utilizado tanto por los botes para los recorridos por los canales, como para el transporte público circundante en parte del río.

Apenas al llegar, descubrimos que había larga fila. Aun formaditos, cuando una persona de aspecto tailandés se nos acercó indicando un precio de 1000 baths por 4 personas y una duración de 1.5 horas para el recorrido de los canales del Chao Phraya. Estamos en Tailandia – pensamos – ese no era un precio final. Se nos acercó una pareja de italianos, y sin hablar inglés nos dijeron que otro prestador de servicios (lanchero) cobraba 800 por ambas parejas. Al final conseguimos otra pareja de franceses y terminamos pagando 350 por pareja. Precio mucho menor que el original, como siempre.

Nos embarcamos hacia no sé donde. Todo había sido rápido así que esperábamos tener una buena experiencia al lado de alguien que ni inglés hablaba. Al final resultó una buena experiencia ya que nos permitió ver un poco de la vida de la gente viviendo al lado del río, sus casas, escuelas y templos menos visitados por los turistas. 

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Regresamos al muelle de manera muy puntual y ya eran casi las 5 pm por lo que era urgente y necesario comer algo, lo que fuese. Caminando justo al costado de El Gran Palacio, así encontramos a un señor con el típico puesto callejero y nos dimos: de aquí somos! No sabíamos que pedir, así que dijimos: lo que sea! Claro, en un inglés pésimo (que nosotros creíamos excelente). A lo que respondieron: pork? – Al unísono respondimos firmemente “Yes”. Así fué como conocimos la sopa de noodles con cerdo, otro platillo adictivo. Eso si, caliente a más no poder, pero no dudamos y acabamos con ella. 50 del platillo y 20 por una coca-cola helada nos pareció algo muy decente para nuestro bolsillo. Entre la sopa y el lugar de 2×2 metros terminaron provocando aún más calor, por si faltara.

Al igual que el día anterior teníamos duda si tomar taxi, tuk-tuk o caminar; finalmente caminamos. Llegamos a Sanam Luang y todo nos parecía familiar, más ubicados. Un total de 35 minutos a paso semi-lento fueron suficientes para estar nuevamente en el hostal y dar una buena ducha, ya que existía el plan de salir a Khao San para despedirla como se merece.

Llegada la noche salí en busca del famoso mango sticky rice. Fué fácil encontrarlo en Rambuttri, anunciado con un letrero enorme. Este postre es realizado a base de arroz glutinoso (ya que se vuelve pegajoso cuando se cocina), leche de coco, un mango bien maduro y azúcar. Lo sé, lo sé, suena raro, pero a mi me encantó. A Jaime no tanto. Si bien el precio no era barato (80 baths), probarlo valió la pena. Al final sería el único que probé durante todo el viaje, pero nadie tiene nada que contarme sobre este delicioso postre. Continuamos caminando sobre estas transitadas vías peatonales y llegar casi a las 9 pm al hostal a preparar equipaje ya que la idea era abandonar Bangkok muy temprano.

Presupuesto diario
  • Desayuno en hostal: $135 baths
  • Cerveza a la orilla de Chao Phraya: 120 b
  • Paseo en canales: 350 b por pareja
  • Sopa de noodles: 50 b
  • Mango Sticky Rice: 80 b
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