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Llegada a Roma, por fin. Listos para iniciar nuestro tour de un poco más de dos semanas para nuestra primer impresión de Europa.
Tras la llegada a Madrid a las 5:50 am, nos dispusimos a recoger el equipaje. Atinadamente nos informaron antes de dejar el avión de que estábamos llegando a la terminal 4S del aeropuerto de Barajas (aun por mi mente no pasaba la inmensidad de dicho aeropuerto), a lo que aún sin maletas tuvimos que movernos a la terminal 4 donde las recogimos. Para el transporte existe un tren automático que realiza el recorrido, así que a apretujones lo encontramos y entre nosotros teníamos mirada un poco perdida, esa sensación de estar en un país a 10,000 kms de distancia del hogar, pero que te incitaba a la aventura, al aprendizaje. Así que pasó rápido esa sensación.

5 minutos más tarde estábamos ya en la Terminal 4. Rápido. Las maletas ya se encontraban listas y separadas, nos ganaron en el trayecto. Así que al recogerlas nos dirigimos al paso de migración. Esa sensación de posiblemente traer cara de maleante y que no te dejen pasar, abundaba en nosotros. Como mexicanos podemos ingresar a los países del área de Schengen hasta por 90 días, eso sí, con nuestro respectivo boleto de salida para el retorno. Después de las 3 preguntas de rigor: ¿A qué vienen? ¿Cuales países visitarán? ¿Cuando planean su regreso? La salida de la terminal 4 esperaba por nosotros. 1 hora y 20 minutos después del aterrizaje de nuestro avión, estábamos en Madrid.
Nuestro tránsito iba a ser un poco largo, descontando los trámites del ingreso al país, 6 horas y media. Pero no lo suficiente como para tomar el tren e ir al centro de Madrid como era mi idea original. Además descontando el tiempo que requeríamos para documentar equipaje para nuestro vuelo a Roma planeado a las 13:30 horas. Así que decidimos aguardar en la inmensidad del aeropuerto.
Para ubicarnos nos fuimos rápidamente a un centro de información, ya que no tenía ni idea de como llegar a la terminal 1 de donde sería nuestra siguiente salida. Para nuestra fortuna, es algo muy sencillo: existe un BUS gratuito que realiza el recorrido entre todas las terminales. Para mi sorpresa, demoró 30 minutos en ir desde la 4 hasta la 1, pasando por la 3 y la 2 con sus respectivas paradas. Nos dispusimos a buscar el mostrador de Ryanair para evitar contratiempos, una vez ubicado nos podríamos mover por la terminal el tiempo que íbamos a permanecer ahí.
A las 8 am ya estaba todo listo: buscando una red disponible para poder avisar a nuestras familias que el viaje había comenzado muy bien. Algunos locales comerciales estaban cerrados, y otros comenzaban a abrir, así que alrededor de las 9:30 am decidimos comenzar a adentrarnos a los precios europeos que yo tanto había escuchado y temía ya. Un “menú” (y que así llamaré de ahora en adelante a la serie de comidas, platillos, entradas ya establecidas para una comida y que no acostumbramos a llamar así en México, pero si en todo Europa) incluía un café (tamaño mini), jugo de naranja (tamaño mini) y un “donut” (nuestra querida dona mexicana) de chocolate, por 8 euros. What? Acostúmbrate Pako, me dije, que aparte de estar en Europa, estás en un aeropuerto.
La espera fué un poco larga por el cansancio del viaje, exactamente a las 11 am comenzamos a realizar la fila para la documentación con Ryanair. Ryanair es una aerolínea de muy bajo costo que realiza vuelos en la mayoría de países europeos, volando a los aeropuertos alternos en ciudades donde existe más de 1 aeropuerto para abaratar los costos. Escuché cosas tan tétricas (para mi fortuna, después de comprar este vuelo) que comenzaron a darme miedo.
El boleto con tarifa básica no incluye equipaje documentado y, lo que escuché, es que son muy estrictos con el equipaje de mano, pues no debe exceder los 10 kg y las medidas 55 x 40 x 20 cms. Nuestras maletas medían y pesaban un poco más así que decidimos no arriesgarnos, ya que pagar el equipaje adicional en mostrador suele ser más caro. Así que con todo y todo, el vuelo costó un total de 75€ (55 por el vuelo sencillo y una maleta adicional documentada de 20 kg). Considero que fué un costo bastante accesible.
Un poco desorganizada la aerolínea, eso si.Realizamos un total de 3 filas para poder abordar y en todas demoramos más de 20 minutos. El vuelo no inició a las 13:30 como estaba planeado, sino a las 13:55. Afortunadamente el arribo si iba a ser puntualmente, a las 16:00 pm, hora local de Roma. Como buena aerolínea de bajo costo, durante el vuelo no te dan ni un vaso con agua. A duras penas (como decimos en México), el saludo. No tuvimos la suerte de encontrarnos a un sobrecargo amable. Ya que íbamos muertos de cansancio, pudimos dormir casi las 2 horas de viaje. Afortunadamente me desperté a tiempo para realizar unas tomas aéreas de la bella Roma. Disfrutar de El Vaticano, Castillo Sant’ Angelo y Coliseo, hizo latir mi corazón más fuerte y mis ganas de descender, aumentaron. Así, con juego de palabras y todo.
En punto de las 16:00 estábamos arribando al aeropuerto Ciampino (el segundo en importancia en Roma). Durante el vuelo nos ofrecieron el traslado del aeropuerto al centro de Roma por 4€ por persona en viaje sencillo y 8 viaje redondo, pero nosotros no lo íbamos a ocupar ya que saldríamos en tren de Roma. Al menos ubiqué a dos empresas que realizan el recorrido, ambas con los mismos precios ya mencionados: Autostradale y Terravision. Es lo mismo, así que no te compliques planeando esto con antelación, una vez que llegas las salidas son más o menos frecuentes. Nosotros tuvimos que esperar cerca de 30 minutos y al no haber pasado por migración por venir de un aeropuerto perteneciente a la UE, salimos realmente rápido. Los boletos que nos vendieron en el avión tienen que intercambiarse por los oficiales; para ello tienen a un menudo hombrecillo con un ego que ronda a algún Dios romano, el cual era muy déspota y prepotente con todas las personas que se le acercaban, a algunos hasta con regaños los trataba. Pero bueno, es parte del show, así que en el primero que pudimos, salimos hacia estación Termini.
Llegar a Termini es sumamente importante: es el centro de todo el transporte en Roma. Cuentas con disposición de tranvía, metro, tren y BUS. Si aún es necesario recorrer alguna distancia para poder llegar a tu hostel, seguro desde aquí lo puedes hacer.
Como dije en capítulos anteriores, mi idea siempre fué conseguir hostal cerca de mí línea de tren a la que fuese a estar llegando en cada cambio de ciudad. La razón? No quería perder tiempo en tener que estar preguntando o hasta el riesgo de perderme. Algo sencillo: caminar algunas cuadras y después, con toda la calma del mundo, poder ubicarme en la ciudad con los encargados del hostel o Google Maps. Roma no fué la excepción, seleccione un hostal muy cerca de Termini llamado SixBeds, por el cual pagamos 33€ por persona por noche. La única desventaja (para mi esposa) es que compartimos baño. Bueno, en realidad la primer noche tuvimos el hostel (muy pequeño, solo 3 habitaciones) para nosotros solitos. Así que no lo compartimos con nadie jeje. Las instalaciones bien, adecuadas. Max (el dueño) muy atento y nos dió una breve explicación de los lugares a visitar, mapa y metro. Sin duda se lo agradecimos pues siempre ayuda a entender un poco mejor en donde nos encontramos parados y hacia dónde dirigirnos. Por la hora, 18:30, no teníamos muchas opciones para encontrar lugares abiertos, pero queríamos comenzar bien. Y algo que siempre planeé con mi esposa, cenar en Trastevere.
El transporte en Roma es muy eficiente, a pesar de que solo existen 3 líneas de metro (y la C incompleta, aún). El recorrido que no consigues en metro, lo realizas fácilmente en BUS. Nuestro hostel en realidad está a 2 metros de la estación de metro Vittorio Emanuele, así que decidimos aventurarnos y aprender rápidamente. Aunque existen varios tickets que puedes adquirir, nosotros siempre nos decidimos a comprar B.I.T con valor de 1.5€, que es el estándar, y que te sirve para utilizar cualquier medio de transporte dentro de la red por 100 minutos una vez que lo validas la primer vez, pero solamente una vez en metro y la cantidad de BUS que alcances en ese período de tiempo. Desde el principio tuvimos la idea de caminar lo mayor posible, por lo que, la otra opción que llegamos a considerar llamada B.I.G. y con costo de 6€ (válido por todo un día y las veces que desees) no iba a ser viable. Solo ocupamos uno para salir del hostal, y otro para el regreso. No más. Estos boletos los puedes comprar en kioskos (si, esos donde te venden bebidas y periódicos) o en las mismas estaciones, con la salvedad de que en la estación las máquinas no te aceptan billetes, únicamente monedas.
BUS hay demasiados, con muchas líneas y rutas. En cada parada existen carteles que identifican a cada línea que pasa por ahí, así como el recorrido que hacen. Pueden ser nombrados por números o letras.
Así pues, nosotros tomamos el metro en dirección a Battistini y bajamos inmediatamente en la siguiente estación, Termini. Donde tomamos el camión H y después de 5 paradas (incluida la preciosa Piazza Venezia) y cruzar el río Tiber, decidimos descender para continuar nuestro recorrido caminando.
Trastevere está para ser recorrido caminando. Las pequeñas calles medievales, las construcciones imponentes y los restaurantes con mesitas y sillas sobre la banqueta te invitan a después de recorrer no menos de 10 cuadras, a sentarte tranquilamente y ver la gente pasar asombrada de la belleza del lugar. Al final decidimos un restaurante dentro de toda la gama de opciones donde poder cenar, después de tanto tiempo sin comer, el hambre era inmensa tanto en mi esposa como en mí. Sabíamos que íbamos a comer demasiado, así que el precio en ese momento no nos importó. El litro de cerveza, en casi todo Roma, cuesta arriba de 10€, sentí que era un robo pero no me importaba. Al final del día pagamos 103€ por una cena para dos personas con 3 entradas para compartir (incluida trippa romana) 3 platillos fuertes (pizza obviamente y el mejor fetuccini que he probado en mi vida) y 2 litros de cerveza. Quizá fué mucho, pero al final iba a ser la comida más cara que íbamos a pagar durante todo el viaje, la primera en Roma, y en Trastevere. La disfrutamos demasiado.
Regresamos al hotel entre cansados, emocionados y gastados. Era de noche pero no teníamos mucho sueño debido al jet lag, aún así decidimos descansar.