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Haber terminado el día anterior de manera relajada, permitió tomar un mapa y hacer un desglose de pocos de los muchos lugares que tiene Florencia para ofrecer a los turistas. Como comenté con anterioridad, me gusta marcar en algún mapa o mínimo, en mi mente, al menos un lugar de mi interés para visitar en el día y no salir sin rumbo desde el hostal. En esta ocasión seleccioné 4: Piazza del Duomo era prioridad.
Dada nuestra cercanía con la Iglesia de Santa Maria Novella, decidimos comenzar aquí. Afortunadamente el encargado del hostal nos permitió guardar el equipaje sin ningún costo, así que poco antes de las 9 am lo dejamos e iniciamos camino. Al llegar la Iglesia, nos decepcionamos un poco. Cobran. A diferencia de Roma donde todas las iglesias tienen entrada gratuita, no es así en Florencia. Por fuera la iglesia es impresionante, pero aún así decidimos no pagar. Durante el día teníamos pactado un presupuesto y, aunque 5€ no representan un giro importante, si lo era la fila para ingresar, lo cuál nos iba a quitar mucho tiempo.
Así que tomamos via de Banchi y tan solo 5 cuadras después, llegamos a Piazza del Duomo. Magnífica e imponente la Basílica Catedral Metropolitana de Santa María del Fiore. Con un estilo gótico en color blanco y sede de la archidiócesis de Florencia y símbolo del primer Renacimiento Italiano. Su gran cúpula en color ladrillo sobresale al igual que su fachada. Al igual que el campanario. La entrada a la catedral es gratuita, pero existen ciertas zonas por las cuales si es necesario pagar. De manera obvia existe una fila interminable para ingresar. Optamos por dar la vuelta a la catedral para apreciarla y decidir sobre el plan. Así llegamos al campanario de 82 metros y 3 niveles de descanso interno. Decidimos ingresar pagando un total de 10€ por persona, lo cuál incluye el acceso al Campanario de Giotto, Catedral, Cripta, Museo dell’Opera del Duomo (a un costado) y La Cúpula. Ya que sufro de vértigo, únicamente íbamos a subir una de las dos escalofriantes escalinatas, y dado que mi objetivo era tener vistas de la cúpula, optamos por subir al Campanario. Subir ambas me matarían.
Para subir hasta el tercer y último nivel es un total de 441 escalones, yo únicamente logré subir hasta el segundo, un total de unos 300 que realmente no son pesados. Conforme se va ascendiendo, se logran unas vistas impresionantes de toda la ciudad y la misma cúpula de la Catedral. El primer nivel tiene un piso que lo cubre en su totalidad, por lo que tienes la liberar de ir de un lado a otro dentro del cuadrado Campanario. El segundo contiene un hueco en el centro lo cuál solamente crea un pasillo para ir de una cara a otra, sin embargo, por la cantidad de personas, resulta un poco incómodo el poder estar transitando. Al descenso vimo un poco menos afluencia para el ingreso a la catedral, así que decidimos intentarlo pese a la fila. Demoramos tal vez unos 15 minutos en poder entrar. Al ingreso todo fué felicidad, valen completamente la pena. Es enorme y espaciosa, superada únicamente por 4 catedrales alrededor del mundo en tamaño pues caben 30,000 personas, todo un record. Realmente una joya del Renacimiento y de Florencia en sí. Aunque toda es hermosa, sobresale el interior de su cúpula con frescos de Giorgio Vasari además de una impresionante pintura de Dante y La Divina Comedia, donde se muestran pasajes de la obra y una vista de Florencia en la antigüedad.
Justamente antes de salir se encuentra un pasaje hacia la cripta y para el cuál es necesario contar con el boleto de entrada a alguno de las otras zonas donde lo venden, es el mismo boleto. También es de visita obligada, ya que en un breve vistazo y unas pocas salas se termina de comprender la majestuosidad de la catedral que fué construida sobre la Iglesia de Santa Reparata en el siglo XIV además de los 4 períodos en que fué modificada: Romano, Cristiano temprano, medieval tardío y Románico. Aún se conservan losas, indumentaria, pisos y columnas de éstos períodos y muchos con colores que se preservan a través del tiempo. Dentro de las mismas salas existe un video documental que detalla las modificaciones realizadas. Algo para ver y sentir. Sin incluir la cúpula, el tiempo que invertimos fué alrededor de 1 hora y 20 minutos sin prisas.
El siguiente destino era llegar a la casa de Dante Alighieri, con mapa en mano salimos en su búsqueda. Es un poco complicado de llegar ya que se encuentra entre un mini-laberinto de calles peatonales muy parecidas. Antes de poder encontrarlo, llegamos a la Iglesia de Santa Margarita o conocida también como Iglesia de Dante, ya que fué el lugar donde el poeta encontró a Beatriz y vivió parte de su vida social. Es un pequeño rincón que podría pasar desapercibido si no pones mucha atención. Es pequeña, unos 7 x 5 metros en su interior, con algunas pinturas, un pequeño altar y un órgano. Para llegar aquí, desde el Duomo, tomamos Via dei Calzaiuoli hasta Via dei Tavolini. La calle después cambia de nombre a Via Dante Alighieri; a 25 metros se encuentra Chiesa di Dante. Un poco más adelante y sobre esa misma Via se encuentra el Museo Casa di Dante. Además de pertenencias de Dante y una recreación de lo que habría sido su habitación, se encuentran objetos de importancia religiosa y militar que ayudaron a la transición de lo medieval al renacimiento. Guerras de cruzadas, indumentaria militar y monedas principalmente. La entrada tiene un costo de 4€ por persona. Si bien no es museo grande, tampoco es un precio grande el que hay que pagar por ingresar. En lo personal esperaba encontrar más sobre la vida de Dante, pero no me decepcionó.
Regresamos a la calle ahora en búsqueda de la Piazza della Signoria, la plaza central de Florencia. Caminando desde Chiesa di Dante serán aproximadamente 5 minutos, realmente muy cerca. Además de la plancha histórica, se encuentra rodeada de edificios muy importantes como el Palazzo Vecchio del siglo XIV del cuál sobresale la enorme la Torre di Arnolfo de 95 metros de altura y visible casi desde cualquier lugar de Florencia. Justo en la esquina sur se encuentra la Fuente de Neptuno.
Muy cerca de aquí se encuentra Galeria degli Uffizi, una parada obligatoria para los amantes del arte ya que la consideran una de las principales galerías de todo el país por su gran colección de arte Renacentista. Por falta de tiempo, no estaba dentro de nuestros objetivos y será el pretexto perfecto para un segundo viaje al país de la bota. Nosotros continuamos por Via Por Santa Maria, solo una cuadra atrás de Piazza della Signoria. Esta Via es especialmente atractiva por la cantidad de gente que la transita y la cantidad enorme de negocios de comida y joyas que la inundan, pues hay mucha venta de oro. Esta misma avenida nos lleva hasta otro de los símbolos de la ciudad, el puente de piedra más viejo de todo Europa construido por 3 arcos sobre fiume Arno. El luguar está casi siempre con demasiada gente, pero es por muchos una parada obligada y vaya postales. Gente caminando en todos los sentidos que apenas si te dan tiempo de tomarte una fotografía sin que otro turista aparezca en ellas. Aún así se aprecia y agradece la vista.
Ya siendo la 1 pm decidimos darnos un tiempo para buscar un lugar donde comer. Fieles al instinto así que en esquina Via Por Santa Maria y Via Lambertesta descubrimos Self- Service L’Orologio, la verdad es que no tenía mala pinta. Los precios son accesibles pues una porción de pizza costó 3€, Panini por 4€, pasta con carne molida por 4.5€ y un par de coca-colas por 5.4€. Un total de casi 18€ nos resultó bastante bien. Lo único que no me gustó aparte de la poca paciencia de los dueños, fué que el mueble resulta muy pequeño e incómodo para poder disfrutar de los alimentos, considerando que el lugar estaba a reventar de personas. Por suerte encontramos una mesa vacía y la aprovechamos.
Nos sirvió de descanso pues ahora al regreso nos esperaba una caminata de casi 40 minutos hasta La Galería de la Academia. Siguiendo nuestro mapa y sin ningún contratiempo llegamos en punto de las 3 pm con un sol a plomo que calaba muy fuerte. Llegamos y claro, había dos filas, bueno, una fila y otra entrada para las personas con reserva. Nosotros no teníamos. Lo bueno de la reserva es que entras directamente si llegas a la hora en que la adquiriste sin estar parado en un clima de casi 35°. Lo malo es que pagas un poco más, pues en internet yo encontré los precios más baratos a partir de 22€. Estábamos decididos a entrar, pero el sol quemaba demasiado, así que dudamos; aún así mientras mi esposa se formaba, yo tomaba un poco de sombra, y después intercambiamos. Durante la fila una persona se nos acercó y ofreció el tour guiado dentro de la Galería. Por un momento lo dudamos, pero el precio era bastante elevado, 40€ y solamente una hora de recorrido y el inicio era a las 4pm, así que teníamos tiempo de ir a tomar algo y regresar. No quicimos y decidimos continuar en la fila. Después de 50 minutos pudimos ingresar a una segunda fila para adquirir los boletos y controles de seguridad. Vaya sorpresa !! Los boletos solo costaban 12.5€ por persona. Lo cual resultó fantástico considerando otros precios que habíamos investigado. Nos pusimos a disfrutar algunas salas previas antes de llegar a la cereza del pastel. Salas con arte del siglo XV y XVI además de salas dedicadas 100% a la música y con instrumentos tan importantes como instrumentos de cuerda de Antonio Casini y Strativarius del siglo XVII y principios del XVIII principalmente.
Finalmente llegamos a la sala más esperada de todas, con obras sin terminar de Miguel Angel y que dan un aspecto místico pues asemejan figuras que están saliendo de la piedra. Para concluir, su obra maestra, el David, con sus 513 cms de altura y un blanco finísimo que lo hace relucir en todo su esplendor. Lo observamos por 15 minutos y fué poco, una verdadera obra maestra hasta mí, un totalmente inculto del arte. La gente se amontona para tomarse una fotografía a los piés de la estatua, desconozco si más por su belleza o por su fama. Después de 1 hora y media de recorrido salimos de la Galería de la Academia y aún teníamos un poco de tiempo antes de ir por nuestro equipaje al hostal. De camino nos quedaba la Basílica de San Lorenzo, que entre sus curiosidades, tiene la tumba de Donatello. Desafortunadamente ya la estaban cerrando y no valía la pena pagar los 4.5€ que cobran por ingresar.
Aprovechamos para descansar en sus escalinatas ya que había internet gratis y continuamos con tiempo. Llegamos al hostal a las 6:15 pm y cogimos nuestras cosas para ir a Santa Maria Novella para tomar otro tren que nos llevaría a Venecia.
Con tiempo llegamos a la estación en búsqueda de nuestro tren Frecciargento que partiría a las 19:30, aprovechamos para comprar algo en la cafetería. Café americano y biscuit por 3€, nada despreciable. La estación es un poco antigua y sucia, así que permanecimos en el restaurante Chef Express, que tampoco era más limpio pero tenía sillas. El boleto de primera clase costó 39€, y al ser de alta velocidad, haría el recorrido en 2 horas con 5 minutos, así que si todo iba bien, estaríamos arribando a Santa Lucia en Venecia a las 21:35. Y así fué, a pesar de que salimos con 10 minutos de retraso, la hora de llegada se cumplió y arribamos con puntualidad. El viaje fué tranquilo, aprovechamos para descansar un poco con mi esposa e ir formando las anécdotas, tomando notas del viaje es que pasó rápido. A bordo nos ofrecieron café americano y galletas. Cayeron muy bien.
Al llegar a Santa Lucía nos dimos rápidamente cuenta de que ya estábamos en Venecia, pues se encuentra exactamente frente a el Gran Canal. Aprovechamos para tomar algunas fotografías de noche y nos fuimos caminando al hostal a través de Rio Tera Lista di Spagna, que nos llevaría hasta Campo San Geremia pues en esta pequeña plaza se encontraba nuestro hostal llamado San Geremia precisamente. Después de hacer check-in e informarnos un poco de Venecia, dejamos nuestras cosas y salimos a cenar a un costado del edificio llamado Al Brindisi que si bien no es malo, si es demasiado caro. Y es que nos cobraron hasta por sentarnos afuera del restaurante. Pero bueno, nos dimos cuenta de que Venecia, aparte de ser un lugar con una belleza inigualable, también tiene unos precios exorbitantes. Estábamos a punto de terminar en Italia.