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En Barcelona, al igual que en todas las ciudades, decantamos por un hostal cerca de la última estación de tren a la que estaríamos arribando por primera vez en la ciudad, Mediterranean Youth Hostel, en la calle Diputació, a solo 3 cuadras de la estación Passeig de Gracia. Resultó ser muy buen lugar para dormir, sobre todo con muy buen ambiente y personal muy amable que nos ayudó a ubicarnos en la ciudad. Lo único malo, y tal vez muy malo, es que al ser un edificio muy grande, el internet es pésimo. Pagamos un total de 31€ por persona por noche en habitación y baño privado.
El día nuevamente comenzó temprano, como todos los días del viaje. No sé si era la emoción de continuar en Europa o de que poco a poco ese viaje llegaba a su fin, pero los días continuaban avanzando muy rápido. El objetivo del día era conocer el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, obra de Gaudi.
Caminando desde el hostal Mediterranean Youth realmente es algo cercano, no más de 8 cuadras. Que a nuestro paso pensábamos recorrer en no más de 30 minutos, así que decidimos dejar el equipaje en bodega y poder recogerlo más tarde antes de partir a Madrid. Aun no decidíamos si ingresaríamos o no, ya que por los comentarios había escuchado que era mucho mejor por fuera que por dentro, así que era la gran incógnita. Antes de las 9 am abandonamos el hostal.

Durante el trayecto y sobre calle Diputació encontramos un lugar pequeñito pero que era justo lo que necesitábamos para comer algo antes del día que se avecinaba. Se trata de Benach. Bueno, bonito y barato. No tan bonito quizá, pero tampoco era relevante porque estaba limpio. El precio por sándwich tostado con jamón serrano fué de 3.5€, jugo de naranja natural 2.9€ y café americano por 2.89€. Cumplió con nuestras expectativas, además de tener buen precio y rapidez, algo que se agradece.
Después de unos minutos y sin pérdida de tiempo, llegamos a la Basílica, gran decepción. Sin duda la decepción del viaje se la llevo ésta visita, hasta con un poco de coraje de mi parte y me imagino, de muchos visitantes. No existía una sola vista fotografiable de este, el lugar más visitado de todo Barcelona y el país. Máquinas por todos lados, grúas y andamios adornaban el lugar, decepcionante completamente. Un monumento con más de 100 años de construcción, hoy no iban a ser la excepción. Considerando que los 20€ que cada persona paga son utilizados para su construcción, no quiero pensar el valor de semejante obra. Definitivamente no iba a pagar para su ingreso. Y como dijo Forrest Gump, eso es todo lo que tengo que decir al respecto.
Justo en una de las esquinas se encuentra una parada de City Sightseeing Barcelona. O Hop on – hop off. Uno de esos buses que por uno o dos días, puedes adquirir ticket que te incluye una guía además de auriculares con programación en diferentes idiomas y te permiten ir a todos los monumentos más famosos de toda la ciudad, permitiéndole realizar las bajadas y subidas que desees durante el período de tiempo pagado. Nosotros decidimos hacerlo por un día y 27€, una manera rápida de disfrutar las horas que nos restaban en Barcelona. Si se compra en línea tiene un costo de 21.5€.
Con guía y mapa en mano, incluidos en el precio, decidimos tomar la línea Azul. Una de las 3 que hay por la ciudad; existen intersecciones de las líneas donde puedes bajar de una, y esperar para tomar la siguiente, puede ser roja o verde, cada una ya con su ruta definida. Así subimos hacia el barrio de Gracia y posteriormente a Park Güell, donde descendimos. La parada, del parque, está un poco retirada, quizá unos 800 metros, sumado a que es una pendiente, peor. Llegamos a la cima casi sin aliento. El Park Güell es un parque público inaugurado en el año 1926 y construido desde el año 1900 y que ahora se encuentra considerado como Patrimonio Cultural de la Humanidad como obra de Gaudí. En la entrada resaltan dos pabellones típicos del modernismo catalán. La entrada tiene un costo de 7€ de manera general, y posee algunas áreas por las cuales no es necesario realizar pago alguno. Si eres amante de esta arquitectura será algo que debes realizar si o si. Nosotros no pagamos, así que no vimos tan de cerca otras obras de esta corriente como la escalinata y su dragón, algunos viaductos, el Teatro Griego o el Banco Ondulante.
Aprovechamos para regresar a la parada del BUS Hop on Hop off ahora de bajada. El sol comenzaba a hacer de las suyas pues ya casi era el medio día, tal vez un poco antes. Para las mejores vistas en este transporte es recomendable abordarlo en la parte superior, justo donde no hay algo que cubra el sol, ni la vista. Después de una espera de no más de 10 minutos, seguimos adelante sobre la misma ruta azul y en dirección al Tibidabo, decidimos no descender del bus para no perder más tiempo; es la zona más alta de toda la ciudad. Dejamos al paso la zona más rica, cara y exclusiva de Barcelona, Sarriá. La ruta también incluye una vuelta sobre el terreno donde está construido el estadio de uno de los mejores equipos de fútbol español, el Nou camp del equipo Barcelona. Aunque me considero super fan del fútbol, honestamente no es algo que al menos con el tiempo que yo conté para esta ciudad, no visitaría. Para los más conocedores, tal vez si sea parada obligada. La reserva es mejor realizarla por internet ya que las filas son muy extensas.
Sobre Av. diagonal, que cruza la ciudad, se encuentra Francesc Macià-Diagonal, una de las plazas más transitadas de toda la ciudad por su ubicación es paso de entrada y salida de la misma. Sobre ésta, el bus realiza una parada que permite el transbordo hacia la ruta roja, que hace el recorrido más hacia el sur de la ciudad, que incluye la estación Sants (y más importante de Barcelona) y antes de subir a Montjuic, el museo al aire libre con castillos y edificaciones a escala real que dejan con la boca abierto a cualquiera; es llamado Poble Espanyol (Pueblo Español). Con tiempo de sobra se puede visitar por al menos una hora y recorrer sus callejuelas, tiendas y restaurantes, para disfrutar de su artesanía y gastronomía. Fué construido en el año 1929 para la exposición universal realizada ese mismo año en esta ciudad.
Montjuic es una montaña cercana a la playa con una altura de 173 metros sobre el nivel del mar y que tiene uno de los barrios más emblemáticos. Literalmente significa Monte de los judíos, ya que en él fué localizado un cementerio judío. Contiene además gran parte del legado olímpico de los juegos realizados en el año 1992 (algunos otros edificios se encuentran a nivel del mar como la villa olímpica) y destacan el estadio Olímpico, el Anillo Olímpico y Palau Sant Jordi. Es visible también lo que funcionó como pebetero para dichos juegos y no pude evitar un esbozo de sonrisa. En la cima se encuentra uno de los símbolos en cuanto a atracciones se refiere: el Telefèric de Montjuic, que permite unas vistas hermosas con los lugares más representativos desde las alturas, ya que va desde ésta montaña hacia la falta oriental de la ciudad. Tiene un elevado costo de 7.80€ solo en un trayecto y 11.50€ por ida y vuelta. Definitivamente no era nuestro objetivo. Al descender a nivel del mar pudimos ver la otra cara de la ciudad, el lado de la playa con su Port Vell y gran número de yates y personas disfrutando de otra manera la ciudad, por un momento me sentí en algún puerto de México (aunque realmente el sentimiento era otro). L’Aquàrium es uno de los acuarios más importantes del país y de toda Europa, grandes filas de personas esperan para poder ingresar, se encuentra también en ésta zona, al igual que la villa olímpica, esos dos grandes edificios ahora ocupados para oficinas y que antes sirvieron de hogar temporal para los deportistas que dieron vida a los juegos en su XXV edición.
El medio día era ya historia, teníamos un poco más de 3 horas a bordo del bus, pues era necesario sacarle el mayor provecho posible después del no tan barato ticket. La idea era hacer transbordo en Placa de Catalunya, pero la espera por la nuevamente línea Azul sería de más de 10 minutos, y no quisimos desaprovechar, pues ya era unos minutos después de las 16:00 y aún teníamos que ir al hostal, lo bueno es que nos encontrábamos cerca. Sobre la caminata aprovechamos nuevamente para despedirnos de los más representativos del arte de Gaudí, casa Batlló y La Pedrera para tomar nuestro equipaje un poco apresurados y con tiempo encima.
Teníamos una estación de metro cerca, Girona, de la línea 4 del metro, así que con mochila al hombro caminamos menos de 2 cuadras para poder llegar. Aprovechamos 2 de los 6 pasajes sencillos que aún tenía la T-10 que nos había regalado un turista el día anterior a nuestro arribo a El Prat. Los aprovechamos, claro. Lo tomamos en dirección a La Trinitat Nova, solo hasta la siguiente estación, Verdaguer. El transbordo lo realizamos hacia la L5 en dirección a Cornella Centre y después de 5 estaciones ya nos encontrábamos en la estación Sants, desde donde partiría nuestro tren hacia Madrid a las 17:45. Aún teníamos un poco de tiempo así que aprovechamos para comer algo en la misma estación, un McDonalds para ser exactos. Compramos solo una hamburguesa por 6.99€, hot-dog por 5.99€ y una coca-cola por 3€. Habíamos comprado algunas bebidas por 1€ en el hostal por aquello de las dudas durante el trayecto en tren. Nada fuera de lo común, de hecho la comida era seca. McDonalds al fin y al cabo.
El boleto de tren fué caro, demasiado caro; pero no había otra opción, fué realmente el más barato que encontramos con solo dos días de anticipación. La mayoría superaba los 100€ y nosotros lo conseguimos por 88.3€ por persona en un recorrido mayor a 4 horas, ya que la ruta fué por Valencia y no por Zaragoza, que suele ser mucho menor el tiempo de viaje. Nosotros contábamos con la clave adquirida a través del sitio web, la cuál era necesaria para poder imprimir en las máquinas color morado por los tickets válidos. Era un paso necesario antes de abordar el tren.
El tren partió puntual, pero el viaje fué inmenso. Así nos pareció quizá ya por el cansancio que comenzábamos a tener. Justo a las 22:00 pm estábamos llegando a Atocha. Ya era muy noche.
Al salir de la estación buscamos Ronda de Atocha para ubicarnos, ya que convergen varias avenidas grandes y nuestro hostal se localizaba sobre Calle de Atocha. Realmente muy céntrico. Caminando demoramos un poco más de 25 minutos, pero pudimos notar que al menos por esta zona la fiesta era mucha, ya que había demasiados bares y clubs que hacían sonar reggaeton en varias cuadras a la redonda. No es propiamente de mi gusto, pero bueno. Lo hay para todos. Nosotros ya queríamos descansar y llegar al número 75, justo en la salida de la estación de metro Antón Martin. Adiós Barcelona, hola Madrid.