Por Europa, Día 14: Barcelona y su Barrio Gótico.

Por Europa, Día 14. Barcelona y su Barrio Gótico.

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Era momento de dejar París por lo que nuestro día comenzó aún de madrugada, exactamente a las 4:40 am. Como ya todo estaba listo, realmente iba a ser rápido el dejar la habitación y llegar a Gare du Nord desde donde, para variar, iniciaríamos el transporte hasta el aeropuerto.

Ya que el aeropuerto Charles de Gaulle se encuentra en las afueras de la ciudad, el metro no era suficiente para llegar a él, era necesario hacer uso de RER nuevamente. Un día anterior al pasar por ésta estación realizamos la compra del ticket que tiene un costo de 10€ por persona. El primer tren parte de Gare du Nord a las 4:53 am, pero no era necesaria tanta prisa, ya que nuestro vuelo estaba planeado a las 7:30 am. Así que tomaríamos el segundo tren de acuerdo a nuestros cálculos. Llegamos un poco después de las 5 am a dicha estación; de acuerdo a las pantallas de programación, abandonaríamos París a las 5:22 y así fué, con puntualidad, nos despedíamos. El recorrido hasta Charles de Gaulle es de aproximadamente 28 minutos, así que estábamos a tiempo.

Charles de Gaulle tiene dos estaciones de RER, una para la Terminal 1 del aeropuerto y otro para la Terminal 2 y el tren TGV. Nosotros íbamos para la segunda donde opera EasyJet, con quien volaríamos. Nuestro ticket tuvo un costo de 71.5€ por persona con hasta una maleta facturada de 20 kg, era más que suficiente. Así buscamos la Terminal 2D para ser precisos y con una cara de muy pocos amigos, nos recibe el personal de EasyJet. Era probable que hayan pasado una mala noche, pensamos. No tuvimos problema con haber arribado un poco más de una hora previo al vuelo justo a las 6:15 am, ya que son vuelos pequeños y no requieren tanta demanda ya que la gente suele no documentar tanto equipaje, el check-in fué realmente rápido. A las 7:35 am ya estábamos dejando París.

El vuelo se encontraba programado para llegar a las 9:20 am a Barcelona, pero por causas poco entendibles, justo a una hora después de haber despegado de París, nos anuncia el capitán que teníamos un adelanto de más de 30 minutos, por lo que a las 8:30 comenzábamos el descenso. Incredulidad total por la mayoría de pasajeros.

10 minutos antes de las 9 nos encontrábamos en El Prat, y 10 minutos después, con maleta en mano, libres. Ese era el último avión que tomaríamos durante el viaje. Nos dirigimos hacia un puesto de información ya que, aunque sabía cómo llegar al centro de Barcelona, quería confirmarlo. En tren, nos dijo la primer persona que encontramos en día que habla un español fluido (aunque quizá hable mejor el catalán). Así que no dudamos para no perder tiempo, y nos fuimos siguiendo las líneas amarillas en el piso que nos llevarían justo a la salida del aeropuerto. Esperábamos a la estación. Pero caminamos un poco más, ya sin líneas. Justo al llegar a la estación y, me di cuenta de que en realidad no sabía de cuál boleto requeríamos, ni si aplicaba un cargo adicional por ser aeropuerto o ir al centro de Barcelona. Presioné un par de botones en la máquina automática, y más coraje me daba. Sentía presión. Una persona tocó mi hombro, pero sabía que no era mi esposa. Con acento inglés, me dice que tiene una tarjeta con viajes sencillos vigentes, 8 para ser exactos. Y que si la quería, era gratis. Gratis? Si, todo eso es bienvenido. Nos fuimos directamente al verificador, la pasé, y se abrió el torniquete. Recordé que era compartida, así que se la di a mi esposa, y también pasó. Al reversó observé la impresión de 4 viajes, aun restaban 6 y volví a agradecer a aquella alma caritativa que seguramente la compró para su viaje al aeropuerto, y no la requería más. Daba igual, teníamos pasaje gratis por lo que restaba de nuestra estancia en Barcelona.

Se trataba de una tarjeta T-10 que, a diferencia de París donde son tickets individuales (aunque se compren en paquete), acá se encuentran en una sola tarjeta con banda magnética y al pasarla por cada verificador, se imprimía una hora al mismo tiempo que se descontaba un pasaje sencillo. Puede ser compartida y válida por 75 minutos de desplazamientos integrados en la red de transporte de la ciudad. Nosotros solo utilizaríamos el metro. Tiene un costo de 9.95€.

Aun no eran las 10 am, cuando nos encontrábamos ya en la estación Passeig de Gracia. Exactamente frente a casa Batlló. Aprovechamos un poco para tomar un par de fotografías pues teníamos tiempo, y hambre. Caminando sobre esta, una de las avenidas principales de Barcelona, llegamos a la esquina con Carrer de Valencia para poder desayunar algo y así fué como encontramos Il Cafe di Franceso. Altamente recomendable es el chocolate caliente (muy diferente al de México) con un sabor más bien amargo y un sandwich caliente de jamón serrano, casi tostado. El mejor que he probado en mi vida. Tanto que tuvimos que pedir otro más para mi esposa, que se había conformado con un churro (no tan rico, en México llevan más azúcar). El chocolate tuvo un costo de 3€ y por panini 3.95€, además de un jugo (o zumo) de naranja por 3.5€.

Teníamos tiempo, el hostal que habíamos escogido se encontraba realmente cerca de nuestra ubicación y solo teníamos planeado poder guardar nuestro equipaje para iniciar el recorrido de la ciudad. Buscamos así la calle Diputació y con ella, el hostal Mediterranean Youth Hostel, del cuál hablaré hasta que hayamos dormido en él, pero tiene perfecta ubicación, a solo 4 cuadras de la estación de metro Passeig de Gracia y a una del metro Girona. Era medio día cuando llegamos al hostal para dejar en bodega nuestras pertenencias, así como ubicarnos un poco en la ciudad a través de un mapa y platicando con alguna persona local. El encargado del hostal nos ofreció la posibilidad de cenar con todos los mochileros y viajeros hospedados en el hostal, una forma económica y amena de convivir por solo 5€ por persona; iniciaría a las 9 pm y después la posibilidad de salir de fiesta ya entrada la madrugada. A lo primero dijimos que si, a lo segundo seguramente no.

A las 2 pm comenzaría otro tour de Sandemans, ahora en esta ciudad, así que disponíamos de un poco menos de 2 horas para llegar al punto de inicio, en Plaza de l’Angel, muy cercano al barrio gótico de Barcelona. Desde nuestro hostal, el punto de inicio estuvo realmente cercano, no más de 2 km, pero dado que a nuestro paso se encontraba la Catedral de la ciudad, decidimos hacer una parada técnica. Con un estilo gótico (como me gusta) esta catedral a Santa Eulalia es la sede del arzobispado en Barcelona y Cataluña. Aunque claramente se ve opacada por la majestuosa (en fotos) Sagrada Familia, resulta realmente impresionante tanto su fachada como su interior, con fortuna decidimos visitarla y no nos decepcionó. Más que la Sagrada Familia, me atrevería a decirlo y ya sabrán la razón. Sus horarios de visita son después del medio día y hasta las 17:00. Desconozco la razón, pero un poco antes de su apertura de lunes a viernes (13:00) y aproximadamente una hora después del cierre, que en realidad no cierra, la entrada es gratuita. De lo contrario tendrás que pagar un total de 6€. Nosotros entramos de manera gratuita.

Media hora antes de la cita llegamos a la Plaza del Ángel; a esperar a los de las sombrillas o playeras rojas. En punto de las 2pm comenzamos el recorrido con un grupo de unas 25 personas y Pedro como guía. El horario de andar caminando por Barcelona tal vez no haya sido el ideal ya que había demasiado sol y calor, pero eso no impidió disfrutar de unas muy buenas vistas a lo largo del free walking tour. Regresamos nuevamente a la Catedral aunque en esta ocasión solo por fuera (ya estaban cobrando) y el Barrio Gótico, que dicho sea de paso, es increible con su interminable lista de calles estrechas e Iglesias. Así llegamos a Sant Felip Neri, de estilo barroco (de los pocos que existen en toda la ciudad), si, esa que sirvió para la filmación de escenas donde Grenouille se encuentra a la vendedora de ciruelas en la película El Perfume. Durante el recorrido también visitamos la Plaza del Rey con El Palacio Real Mayor, Capilla de Santa Ágata y el Mirador del rey Martí y que llegó a ser considerado, durante la época medieval, el edificio más alto del mundo y data del año 1555. Dentro de este mismo barrio y cerca de La Rambla se encuentra la Plaza Mayor de Barcelona, con grandes portales en sus costados ofreciendo una importante oferta gastronómica, rodeados de grandes obras arquitectónicas en las que sobresale una farola al centro, obra del mismísimo Gaudí.

Siempre he tenido la idea de caminar y caminar durante mis viajes, aunque a veces no sea lo más práctico cuando se trata de distancias mayormente grandes, pero caminando es como llegamos a El Born, el barrio de moda en Barcelona sobre todo para cenar y andar de fiesta por la noche. Nosotros no tuvimos esa suerte, pues cruzamos alrededor de las 5 pm y aun no sobresalía algo de particular; además de muchos restaurantes y bares, los lugares de ocio abundan al igual que tiendas de todo tipo, sobre todo de personas locales que se han adaptado a la gran demanda de los turistas por este barrio. Se presume es caro, aunque no lo pudimos comprobar. Cerca de aquí encontrarán el Museo Picasso, un lugar imperdible de la ciudad, aunque yo si me lo perdí.

El origen de la ciudad aún se desconoce y existen varias teorías sobre su fundación, pero durante nuestros recorridos andando pudimos contemplar Murallas, muros, ruinas y hasta necrópolis romanas, en las cuales fueron localizados más de 200 cadáveres de esa época, lo cuál da una idea de su antigüedad.

Santa Maria del Mar, ubicada en el barrio de la Ribera, es otra de las iglesias de estilo gótico visitada en este increíble recorrido, la cuál data de mediados del siglo XIV y resulta impresionante tanto por fuera como por dentro y que dan gran amplitud y majestuosas vistas llenas de luz. Muy cerca de aquí se encuentra en lugar donde se realizó la expo universal de Barcelona en el año 1888, en la cuál según las leyendas, había sido ofrecida la creación de la Torre Eiffel, misma que terminó siendo construida en París en la expo al año siguiente.

Como la mayoría de éstos tours ya tienen un recorrido muy trazado y se suele terminar en lugar diferente al iniciado, en este caso eran ya las 17:00 horas y nosotros, para variar, aun sin comer. Sabíamos que cenaríamos en el hostal, así que decidimos continuar caminando por nuestra propia cuenta y buscar algo típico: la paella. Subiendo por una de las avenidas principales de la ciudad, Via Laietana, nos encontramos con El Viejo Pop, a primera impresión muy bueno, ambiente tranquilo y aparentemente muy buena carta. Resultó excelente y uno de los mejores restaurantes en los que estuvimos durante todo nuestro viaje. Los precios no son tan caros como otras ciudades, así fué como obtuvimos Taller de Tapas con Ibéricos que incluía jamón, chorizo y salchichón, además de lomo curado por 16.90€. Además pedimos paella marinera por 11.90€ y decidimos compartir platillos con mi esposa. Para beber optamos por sangría de vino (vino tinto con jugo de limón y frutas naturales) por 9.80€ por jarra de un poco más de 1lt y una cerveza por 2.5€. Terminamos pagando un poco más de 41€ pero realmente valió la pena y disfrutamos un poco de tranquilidad y buena comida. Era un poco más de las 7 pm cuando decidimos caminar hacia el hostal por un poco más de 45 minutos, tiempo suficiente que nos daría la oportunidad de tomar un rico baño y poder estar a las 21 horas con los demás huéspedes en una rica cena que según el chef, era de origen marroquí. La convivencia con el chef como los demás huéspedes (argentinos, canadienses y búlgaros) resultó muy buena idea, pudimos intercambiar experiencias pues algunos de ellos apenas comenzaban la travesía, mientras que nosotros estábamos ya solo a días de terminarla. Palabras en español, catalán, inglés y francés se dispararon por más de 3 horas. Para acompañar la cena decidí cruzar la calle y justo frente al hostal, pude adquirir 3 tipos de cerveza diferentes por el sorprendente precio de menos de 5€ por todo (dos diferentes de Estrella Galicia y una San Miguel), lo cuál me sorprendió gratamente después de haber visto los precios de otros lugares. Casi quería poder comprar mis provisiones para lo que restaba de viaje.

 Galería de Barcelona


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